Geirrod y Agnar

Otro poema sapiencial es el Grímnismál. Habla de dos jóvenes príncipes, Agnar de diez

años y Geirrod de ocho. Salieron a pescar y el viento los empujó mar adentro.

Naufragaron en la costa cercana a la pequeña choza de un granjero. Estuvieron con él y

su esposa ese invierno y el granjero le tomó especial cariño a Geirrod. Cuando llegó al

primavera, el granjero le dio algunas instrucciones privadas. Cuando el barco llegó de

regreso a su país, Geirrod, que estaba en la proa, saltó a tierra y empujó el barco mar

adentro, dejando abandonado a su hermano mayor en él. Geirrod fue a casa y se

encontró con que, mientras habían estado fuera, su padre había muerto y le había tocado

ser heredero, creciendo para convertirse en un príncipe insigne. El heredero legítimo,

Agnar, abandonado a la deriva, desembarcó en un lugar desolado, ocupándose de él

unos gigantes que vivían allí.

Este conflicto entre los dos hermanos provocó peleas en lugares más altos, ya que Odín

era el patrón de Geirrod, mientras que Frigg lo era de Agnar. Un día la pareja estaba

sentada en su trono contemplando lo que pasaba en el mundo, cuando él comentó con

sorna: «Mira a tu ahijado Agnar. Está engendrando un hijo con una giganta en una

cueva. Entre tanto, mi ahijado Geirrod es un rey gobernando su país». Frigg replicó

ácidamente: «Geirrod es un miserable, tan tacaño en sus fiestas que tortura a sus

huéspedes si cree que han venido demasiados». Esto era una calumnia y riñeron por

ello. Odín apostó a su mujer que podía demostrar que aquella acusación tan grave era

falsa.

Se disfrazó y fue a la casa de Geirrod. Pero Frigg, más astuta que su marido, envió a un

mensajero a Geirrod previniéndole del extraño extranjero que había entrado en su país.

Geirrod fue engañado y apresó a Odín, quien se envolvió en una capa azul oscuro y dijo

llamarse Grimnir. Cualquiera de las dos cosas debería haber puesto sobre aviso al rey de

haber sido más listo. Geirrod quería más información. Grimnir permaneció en su

derecho de guardar silencio, por lo que Geirrod lo torturó. Hizo dos grandes hogueras y

dejó a Grimnir allí durante dos días tan abrasado que su capa se quemó. Geirrod tenía

un hijo de diez años a quien, sin ningún tacto, había llamado Agnar, como su hermano.

El joven Agnar se compadeció de Grimnir y le trajo un cuerno lleno de bebida. El

agradecimiento de Grimnir y la profecía de que Agnar sería recompensado con el trono

abre el poema.

Grimnir muestra luego el alcance de su saber nombrando las cortes de los diferentes

dioses, los animales sobrenaturales que habitan su mundo, hablando de la creación del

firmamento y de los tesoros de los dioses, cosas éstas que deberían indicar a la

audiencia su identidad real. Acaba prediciendo la muerte de Geirrod a espada y

pronunciando su nombre. Las consecuencias vienen en prosa: «El rey Geirrod estaba

sentado con su espada medio desenvainada. Cuando oyó que su visitante era Odín,

saltó, queriendo sacar a Odín del fuego. Su espada resbaló de su mano. Su pie tropezó y

cayó de cabeza sobre la espada. Esta lo atravesó y murió. Luego Odín desapareció. Y

Agnar reino durante muchos años.»