Las asistentas de Frigg

Fulla.

Frigg tenía, como sus propias asistentas especiales, un número de hermosas doncellas,

entre las cuales se encontraba Fulla (Volla), su hermana según algunas autoridades, a

quien le confiaba su estuche de joyas. Era Fulla siempre la encargada del atavío de su

señora. Tenía el privilegio de calzarle sus zapatos de oro, la atendía en todas partes y era

su confidente. A menudo le aconsejaba sobre la mejor manera de ayudar a los mortales

que imploraban la ayuda de la diosa.

Fulla era ciertamente muy hermosa y tenía largos cabellos dorados, que ella dejaba

sueltos sobre sus hombros, sujetos sólo por una redecilla o cintillo de oro. Ya que sus

cabellos eran emblemáticos del grano dorado, este cintillo representaba el atado de las

gavillas. Fulla era conocida también como Abundia o Abundancia, en algunas regiones

de Alemania, donde ella era considerada como el símbolo de la plenitud de la Tierra.

Hlin.

Hlin, la segunda asistenta de Frigg, era la diosa de la consolación, a la que enviaba para

que secara las lágrimas de los que lloraban y derramara bálsamo sobre los corazones

encogidos por el dolor y el sufrimiento. Ella también escuchaba con oídos siempre

atentos las oraciones de los mortales, comunicándoselo a su señora y aconsejándole a

veces sobre el mejor modo de contestarlas y conceder el consuelo deseado.

Gna.

Era la veloz mensajera de Frigg. Montada sobre su rápido corcel Hofvarpnir, viajaba

con maravillosa velocidad a través del fuego y el aire, sobre la tierra y el mar y por tanto

era considerada como la personificación de la brisa refrescante. Viajando de acá para

allá de esta manera, Gna veía todo lo que sucedía sobre la Tierra, contándoselo después

a su señora. En una ocasión, mientras pasaba sobre Hunaland, vio al rey Rerir, un

descendiente lineal de Odín, que estaba sentado tristemente al lado de la costa,

lamentándose de su falta de descendencia. La reina del cielo, que también era la diosa

de los alumbramientos, tras oír tales noticias, tomó una manzana (el emblema de la

fertilidad) de su despensa privada, se la dio a Gna y le ordenó que se la llevase al rey.

Con la rapidez del elemento que ella personificaba, Gna salió a toda velocidad y,

mientras pasaba sobre la cabeza de Rerir, dejó caer la manzana sobre su regazo con una

sonrisa radiante.

El rey meditó por un momento acerca del significado de esta repentina aparición y el

regalo, tras lo que corrió hasta su palacio, con su corazón latiendo apresuradamente de

esperanza y le entregó la manzana a su esposa para que se la comiera. Al debido tiempo,

para su gran gozo, ella dio a luz a su hijo Volsung, el gran héroe nórdico, que llegó a ser

tan famoso que le dio nombre a toda su raza.

Lofn, Vjofn y Syn.

Además de las mencionadas anteriormente, Frigg contaba con otras asistentas en su

séquito, como la delicada y elegante doncella Lofn (elogio o amor), cuyo cometido era

el de eliminar todos los obstáculos del sendero de los amantes.

El deber de Vjofn era el de inducir al amor a los corazones inflexibles, para mantener la

paz y la concordia entre la humanidad y el de reconciliar esposos y esposas tras una

disputa. Syn (verdad) protegía la entrada del palacio de Frigg, negándose abrirla a

aquellos cuya entrada no les era permitida. Una vez le hubiera negado la entrada a un

intruso, ningún ruego podía cambiar su decisión. Por tanto, ella presidía todos los

tribunales y juicios y siempre que algo necesitaba ser vetado, el recurso usual era el de

declarar que Syn no estaba a favor de ello.

Gefjon.

Gefjon era también una de las doncellas en el palacio de Frigg y a ella le eran confiados

todos aquellos que habían fallecido solteros, a los que recibía y hacía felices por

siempre.

Según algunos estudiosos, Gefjon no era virgen, ya que estaba casada con uno de los

gigantes, con el que tuvo cuatro hijos. Esta misma fuente declara que Odín la envió para

que visitara a Gylfi, rey de Suecia y le rogara para que le concediese una porción de

tierra donde ella pudiera formar su hogar. El rey, divertido ante su petición, le prometió

que le concedería tanta tierra como ella fuera capaz de arar en un día y una noche.

Gefjon, sin desalentarse, transformó a sus cuatro hijos en bueyes, los ató a un arado y

comenzó a hacer un surco tan grande y profundo, que el rey y sus cortesanos quedaron

estupefactos. Gefjon continuó con su labor sin mostrar ningún signo de fatiga, y una vez

hubo arado en círculo una extensa porción de tierra, la arrancó con fuerza, haciendo que

sus bueyes lo arrastraran hasta el mar, donde ella lo fijó, llamándolo Seeland (tierra del

mar).

Mientras, el agujero que ella produjo fue rellenado rápidamente con agua para formar

un lago, llamado al principio Logrum (el mar), pero que posteriormente fue conocido

como el lago Mälar, cuyas mellas corresponden con los promontorios de Seeland.

Gefjon se desposó entonces con Skiold, uno de los hijos de Odín y se convirtió en la

antepasada raza real danesa de los skioldungs, que vivían en la ciudad de Hleidra o

Letra, que ella fundó y que llegó a ser el lugar principal de sacrificio para los daneses

paganos.

Eira, Vara, Vör y Snotra.

Eira, también asistente de Frigg, era considerada como una doctora extremadamente

habilidosa. Ella reunía enfermos de todo el mundo para curar tanto sus heridas como

enfermedades y era su competencia el enseñarle a las mujeres su ciencia, que eran las

únicas que ejercían la medicina entre las antiguas naciones del norte.

Vara escuchaba todos los juramentos y castigaba los perjuros, mientras que

recompensaba a aquellos que guardaban fielmente su palabra. También estaba Vör (fe),

que conocía todo lo que estaba por suceder en el mundo y Snotra, diosa de la virtud, que

poseía todos los conocimientos.

Con semejante grupo de asistentas, no es de extrañar que Frigg fuera considerada una

deidad poderosa. Sin embargo, a pesar del prominente lugar que ocupaba en la religión

nórdica, nunca se le dedicaron templos o santuarios, y era venerada sólo junto a Odín.