Los muchos nombres de Odín

Snorri, esta vez como Tercero en el Gylfaginning, dice que Odín es el más viejo y el

más eminente de todos los dioses, estando al control de todo. Los otros dioses le

obedecen como los niños a sus padres. Tercero también le llama Alfather, Padre de

Todo, pero también le llama Valfather, Padre de los Caídos, Hangagud (Dios de los

Ahorcados), Haptagud (Dios de los Cautivos), Farmagud (Dios de la Carga) y, añade,

Odín se dio aún más nombres en si visita al rey Geirrod. Tercero cita luego una lista de

versos del poema Grímnismál: «Me llamo a mí mismo Grim/ y Gangleri,/ Herian,

Hialmberi,/Thekkr, Thridi,/ Thunn, Unn,/ Helblindi, Har,/ Sann, Svipall,/ Sanngetal…»

Y continúa así durante dieciséis líneas más. No sorprende que Gangleri le respondiese:

«Le has dado un montón de nombres. Qué cantidad de conocimientos ha de tener un

hombre para ser capaz de decir con exactitud de dónde procede cada uno de estos

nombres».

Lo que de hecho necesita un hombre es haber sido instruido en los rudimentos de la

etimología nórdica, al menos para algunos de los nombres. Los nombres muestran

diferentes facetas del carácter de Odín o algo de la diversidad de sus actividades: el dios

terrorífico y espantoso, el que podía controlar los vientos, el dios de la guerra y dador de

la victoria, el dios de la magia, el dios siniestro, el dios en cuya palabra no se puede

confiar. El hecho de que Odín practicase seidr, que podía poner en duda su

masculinidad, podría conducir al nombre de Iálkr. Las muchas historias en las que Odín

viaja disfrazado explicaría nombres como Grímr y Sidhöttr. Nombres como Bileygr,

Blindi y quizás Hár recuerdan que Odín era tuerto, porque dio un ojo a cambio de un

trago del manantial de Mimir, fuente de sabiduría y sentido común.